lunes, 22 de agosto de 2011

LA MANERA EN QUE OFRENDABAN EN LOS CULTOS

 
Cómo ofrendaban en el culto


No seas de los que extienden la mano para recibir y la encogen para dar. Amarás como a la niña de tus ojos a todo el que te habla del Señor… No vacilarás en dar, ni cuando des murmurarás, sino que conocerás quien es el buen pagador de tu galardón. Bernabé (70-130 d.C.) 

Al salir el apóstol, deben proveerle de pan para que pueda ir a la ciudad donde se dirija: si pide dinero, es un falso profeta… El profeta, que hablando por el espíritu, ordenare la mesa y comiere de ella, es un falso profeta. El profeta que enseñare la verdad, pero no hiciere lo que enseña, es un falso profeta. Si alguien, hablando por el espíritu, les pidiere dinero u otra cosa, no le hagan caso. Didaché (80-140 d.C.) 

Los que tienen las manchas son diáconos que ejercieron mal su oficio, y saquearon la sustancia de viudas y huérfanos, e hicieron ganancia para sí con las administraciones que habían recibido para ejecutar. Estos, pues, si permanecen en el mismo mal deseo, son muertos y no hay esperanza de vida para ellos. Hermas (150 d.C.) 

El día que se llama del sol [el domingo], se celebra una reunión de todos los que viven en las ciudades o en los campos, y se leen los recuerdos de los apóstoles o los escritos de los profetas, mientras hay tiempo… Los que tienen y quieren, dan libremente lo que les parece bien; lo que se recoge se entrega al que dirige para que socorra con ello a huérfanos y viudas, a los que están necesitados por enfermedad u otra causa, a los encarcelados, a los forasteros que están de paso: en resumen, se le constituye en proveedor para quien se halle en la necesidad. Justino Mártir (160 d.C.) 

Pero ellos (los herejes), y a mi juicio con toda razón, no quieren enseñar abiertamente a todos, sino sólo a quienes pueden pagar bien por tales misterios. Pues estas cosas no se parecen a aquéllas de las que dijo el Señor: “Den gratis lo que gratis han recibido.” Ireneo (180 d.C) 

Ha sido su costumbre, desde el principio, hacer bien de diferentes maneras a todos los hermanos y de enviar socorros a las muchas iglesias que hay en cada ciudad. Así alivian la miseria de los indigentes y proveen las necesidades de los hermanos que están en las minas mediante los recursos que han mandado desde un principio. Dionisio de Corinto (siglo II) 

Tenemos una especie de caja, sus ingresos no provienen de cuotas fijas, como si con ello se pusiera un precio a la religión, sino que cada uno, si quiere o si puede, aporta una pequeña cantidad el día señalado de cada mes, o cuando quiere. En esto no hay compulsión alguna, sino que las aportaciones son voluntarias, y constituyen como un fondo de caridad. En efecto, no se gasta en banquetes, o bebidas, o despilfarros inútiles, sino en alimentar o enterrar a los pobres, o ayudar a los niños y niñas que han perdido a sus padres y sus bienes, o a los ancianos confinados en sus casas, a los náufragos, o a los que trabajan en las minas, o están desterrados en las islas o prisiones o en las cárceles. Tertuliano (197 d.C.) 

Pero dicen (los paganos): justamente los sacerdotes se irritan debido a la inutilidad de los cristianos, porque cada día se disminuyen los tributos en los templos, “ya que no hay un cristiano que arroje a los dioses un dinero.” Señores, no es culpa nuestra; consideren que nuestro trabajo no basta para sustentar a hombres pobres (los sacerdotes) y dioses mendigos, y entendemos que la limosna no se ha de dar, sino al que la llega a pedir. Si quiere Júpiter que le demos, hable, pida, alargue la mano y reciba, mientras extiende el brazo, sepa que nuestra piedad gasta más con los pobres que piden de calle en calle, que su religión con los dioses que piden de templo en templo. Tertuliano (197 d.C.) 

En una carta dirigida a los cristianos encarcelados, Tertuliano escribió: 

Entre los alimentos que para el cuerpo ¡Oh, escogidos y dichosos mártires! les envía a la cárcel la señora iglesia, nuestra madre, sacados de sus pechos y del trabajo, de cada uno de los fieles (se refiere a las ofrendas voluntarias de los cristianos), reciban también de mí algo que nutra su espíritu (una carta). Tertuliano (197 d.C.) 

La siguiente cita fue escrita a los obispos y diáconos de Cartago, África, sobre cómo distribuir el dinero recolectado en la congregación.
Respecto al suministro de recursos, les ruego que nada falte, tanto a los que por confesar gloriosamente al Señor están en la cárcel, como a los que viéndose en pobreza y necesidad, permanecen, no obstante, fieles al Señor. Cipriano (250 d.C.) 

 LA PALABRA DE DIOS
 

Porque Macedonia y Acaya tuvieron a bien hacer una ofrenda para los pobres que hay entre los santos que están en Jerusalén. Romanos 15:25 

En cuanto a la ofrenda para los santos, haced vosotros también de la manera que ordené en las iglesias de Galacia. Cada primer día de la semana cada uno de ustedes ponga aparte algo, según haya prosperado, guardándolo, para que cuando yo llegue no se recojan entonces ofrendas. Y cuando haya llegado, a quienes hubiereis designado por carta, a éstos enviaré para que lleven vuestro donativo a Jerusalén. 1 Corintios 16:1-3 

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