lunes, 12 de septiembre de 2011

FE APOSTÓLICA

FE APOSTÓLICA 


Yo acostumbraba inquirir lo que habían dicho Andrés, Felipe, Tomás, Jacobo, Juan, Mateo o cualquier otro de los discípulos del Señor, y lo que están diciendo Aristión y el anciano Juan, los discípulos del Señor. Porque los libros para leer no me aprovechan tanto como la viva voz resonando claramente en el día de hoy en la persona de sus autores. Papías (120 d.C.) 

Entonces, si se halla alguna divergencia aun en alguna cosa mínima, ¿no sería conveniente volver los ojos a las iglesias más antiguas, en las cuales los apóstoles vivieron, a fin de tomar de ellas la doctrina para resolver la cuestión, lo que es más claro y seguro? Incluso si los apóstoles no nos hubiesen dejado sus escritos, ¿no hubiera sido necesario seguir el orden de la tradición que ellos legaron a aquellos a quienes confiaron las iglesias? Ireneo (180 d.C.)


Podemos enumerar a aquellos que en la iglesia han sido constituidos obispos y sucesores de los apóstoles hasta nosotros, los cuales ni enseñaron ni conocieron las cosas que aquéllos (los herejes) deliran. 
Ireneo (180 d.C.) 

Como antes hemos dicho, la iglesia recibió esta predicación y esta fe, y, extendida por toda la tierra, con cuidado el registro como si habitara en una sola familia. Conserva una misma fe, como si tuviese una sola alma y un solo corazón y la predica, enseña y transmite con una misma voz, como si no tuviese sino una sola boca. Ireneo (180 d.C.) 


Pablo indica dónde se le encontrará: “Dios puso en la iglesia en primer lugar apóstoles, luego profetas, y en seguida maestros.” Pues donde Dios ha depositado sus dones, allí es donde conviene aprender la verdad, de aquellos que conservan la sucesión de la iglesia y la doctrina de los apóstoles. Allí se halla la conducta sana e irreprochable, y la palabra no adulterada ni corrompida. Ireneo (180 d.C.) 

Las iglesias de Germania no creen de manera diversa ni transmiten otra doctrina diferente de la que predican las de Iberia o de los Celtas, o las del Oriente, como las de Egipto o Libia, así como tampoco de las iglesias constituidas en el centro del mundo; sino que, así como el sol, que es una criatura de Dios, es uno y el mismo en todo el mundo, así también la luz, que es la predicación de la verdad. Ireneo (180 d.C.) 

Siendo, pues, tantos los testimonios, ya no es preciso buscar en otros la verdad que tan fácil es recibir de la iglesia, ya que los apóstoles depositaron en ella, como en un rico almacén, todo lo referente a la verdad, a fin de que cuantos lo quieran saquen de ella el agua de la vida. Ireneo (180 d.C.) 

En tiempo de este mismo Clemente (obispo de Roma) suscitándose una disensión no pequeña entre los hermanos que estaban en Corinto, la iglesia de Roma escribió la carta más autorizada a los corintos, para congregarlos en la paz y ayudar a su fe, y para anunciarles la tradición que poco tiempo antes había recibido de los apóstoles. Ireneo (180 d.C.) 

Esta obra… un simple reflejo y esbozo de aquellos discursos brillantes y llenos de vida de aquellos hombres bienaventurados verdaderamente dignos de ser oídos, a los que yo tuve el honor de escuchar... Ellos conservaron la tradición verdadera de la enseñanza bienaventurada que procedía directamente de Pedro, Santiago, Juan y Pablo, los santos apóstoles, recibida de padres a hijos, aunque son pocos los hijos semejantes a sus padres. Clemente de Alejandría (195 d.C.) 

¿Qué es lo que predicaron (los apóstoles), es decir, qué es lo que Cristo les reveló? Mi presupuesto de prescripción es que esto no se puede esclarecer, sino recurriendo a las mismas iglesias que los apóstoles fundaron y en las que ellos predicaron “de viva voz,” como se dice, lo mismo que más tarde escribieron por cartas. Si esto es así, es evidente que toda doctrina que esté de acuerdo con la de aquellas iglesias apostólicas, madres y fuentes de la fe, debe ser considerada como verdadera, ya que claramente contiene lo que las iglesias han recibido de los apóstoles, como éstos la recibieron de Cristo y Cristo de Dios… Nosotros estamos en comunión con las iglesias apostólicas, ya que nuestra doctrina en nada difiere de la de aquellas. Este es el criterio de la verdad. Tertuliano (197 d.C.) 

Así pues, si quieres ejercitar mejor tu curiosidad en lo que toca a tu salvación, recorre las iglesias apostólicas en las que todavía tienen autoridad las mismas cátedras de los apóstoles. En ellas se leen todavía las cartas auténticas de ellos. Tertuliano (197 d.C.) 

Nosotros basamos nuestra autoridad en los apóstoles del Señor. Pues ellos no escogieron presentar nada nuevo; más bien entregaron fielmente a las naciones la enseñanza que habían recibido de Cristo. Tertuliano (197 d.C.) 

Ninguna enseñanza podrá ser recibida como apostólica, excepto las que son proclamadas en las iglesias fundadas por los apóstoles. Tertuliano (197 d.C.) 

No debemos apartarnos de los preceptos de los evangelios. Los discípulos deben observar y hacer las mismas cosas tal como el maestro las enseñó e hizo. Así mismo, ni el apóstol ni un ángel del cielo puede predicar o enseñar otra cosa que Cristo enseñó y sus apóstoles anunciaron. Cipriano (250 d.C.) 

Yo digo que el evangelio mío es el correcto. Marción [un maestro gnóstico principal] dice que el suyo es el correcto. Yo digo que el evangelio de Marción se ha adulterado. El dice que el mío se ha adulterado. Bueno, ¿cómo podemos resolver esta disputa, excepto por el fundamento de tiempo? Según este fundamento, la autoridad la tiene el que tiene la posición más antigua. Esto se basa en la verdad elemental que la adulteración está con aquel cuya doctrina se originó más recientemente. Ya que el error es la falsificación de la verdad, la verdad tenía que existir antes que el error. Tertuliano (197 d.C.) 

Aquellos que buscan establecer un nuevo dogma, tienen el hábito de pervertir con facilidad, en conformidad a sus propias nociones, cualquier prueba que les interese tomar de las Escrituras… En consecuencia, además de lo que una vez se nos ha sido entregado por los apóstoles, un discípulo de Cristo no debe recibir nada nuevo como doctrina. Discusión entre Arquelao y Manes. (320 d.C.) 
 


 LA AUTORIDAD MAXIMA: LA PALABRA DE DIOS



Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir. Juan 16:13 

Oh Timoteo, guarda lo que se te ha encomendado, evitando las profanas pláticas sobre cosas vanas, y los argumentos de la falsamente llamada ciencia.
1 Timoteo 6:20 

Lo que habéis oído desde el principio, permanezca en ustedes. Si lo que habéis oído desde el principio permanece en ustedes, también ustedes permaneceréis en el Hijo y en el Padre. 1 Juan 2:24 

Amados, por la gran solicitud que tenía de escribiros acerca de nuestra común salvación, me ha sido necesario escribiros exhortándoos que contendáis ardientemente por la fe que ha sido una vez dada a los santos. Judas 3 

BENDICIONES

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