jueves, 8 de septiembre de 2011

LA AUTORIDAD DE LOS CRISTIANOS SOBRE LOS DEMONIOS

La autoridad de los cristianos sobre los demonios

 

Cuando llegó a la otra orilla, a la tierra de los gadarenos, vinieron a su encuentro dos endemoniados que salían de los sepulcros, feroces en gran manera, tanto que nadie podía pasar por aquel camino. Y clamaron diciendo: ¿Qué tienes con nosotros, Jesús, Hijo de Dios? ¿Has venido acá para atormentarnos antes de tiempo? Mateo 8:28-29 

Volvieron los setenta con gozo, diciendo: Señor, aun los demonios se nos sujetan en tu nombre. 
Lucas 10:17 

En cambio “Jesús” es un nombre humano, que tiene el sentido de “salvador.” Porque el Logos se hizo hombre según el designio de Dios Padre y nació para bien de los creyentes y para destrucción de los demonios. Justino Mártir (160 d.C.) 

Muchos de nuestros hermanos cristianos, invocando por el nombre de Cristo… sanaron en todo el mundo y en su ciudad a muchos poseídos por el demonio, a quienes no habían podido sanar los demás conjuradores, encantadores y magos; hoy también los sanan, expulsando y venciendo a los demonios que los poseen. Justino Mártir (160 d.C.) 

Por los profetas les demostraremos que ya estaban anunciadas, que él las hizo de modo que no quede duda alguna, y que él es el único Hijo de Dios. Por eso sus discípulos verdaderos en su nombre hacen tantas obras en favor de los seres humanos, según la gracia que de él han recibido. Unos real y verdaderamente expulsan a los demonios, de modo que los mismos librados de los malos espíritus aceptan la fe y entran en la iglesia. Ireneo (180 d.C.) 

Jesucristo, Hijo de Dios, al que obedecen todos los demonios, los espíritus malvados y todas las potencias rebeldes. Ireneo (180 d.C.) 

Incluso en este día, los poseídos por demonios a veces son excorcizados en el nombre del vivo y verdadero Dios. Y estos mismos espíritus del error confiesan que son los demonios que inspiran a estos escritores (a los poetas paganos). Teófilo (180 d.C.) 

El cantor de que yo hablo no se hace esperar: viene a destruir la amarga esclavitud de los demonios que nos tiranizan, cambiándola por el dulce y amable yugo de la piedad para con Dios. Clemente de Alejandría (195 d.C.) 

Todo el poder de los demonios… está sujeto a nosotros. Tertuliano (197 d.C.) 

Todas estas cosas las saben la mayor parte de los suyos y los propios demonios las confiesan de sí mismos cada vez que los expulsamos de los cuerpos por medio del tormento de nuestra palabra y del fuego purificador de nuestra oración. 
Marco Minucio Félix (200 d.C.) 


BENDICIONES

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