miércoles, 14 de septiembre de 2011

LOS PRIMEROS CRISTIANOS AGRUPARON EL NUEVO TESTAMENTO

Los primeros cristianos reunieron y preservaron el Nuevo Testamento

 

En verdad, la autenticidad de nuestro Nuevo Testamento tiene su fundamento en la integridad de los primeros cristianos. A fin de cuentas, los líderes de la iglesia primitiva reunieron, preservaron, y probaron la autenticidad de los escritos que nosotros ahora llamamos el Nuevo Testamento. 

Algunos cristianos hoy en día creen equivocadamente que los apóstoles, antes de morir, reunieron sus escritos y los entregaron a la iglesia primitiva, un libro completo. Suponen que ellos les dijeron a los cristianos de entonces: “Aquí está el Nuevo Testamento. Con esto, no les falta nada. Aquí esta la revelación de Dios.” Pero no fue así. Las distintas cartas y libros escritos por los apóstoles no fueron reunidos todos por una sola iglesia en un libro. Unas iglesias reunieron unos; otras iglesias, otros. Los apóstoles nunca dejaron dicho a las iglesias cuáles escritos aceptar y cuáles desechar. Los primeros cristianos tenían que decidir ellos mismos cuáles escritos fueron legítimos de los apóstoles y cuáles no lo fueron. Y eso no era tan fácil. 

Ahora, si decimos que los primeros cristianos no eran hombres honrados, nos colocamos entre la espada y la pared. Si ellos a propósito cambiaron las enseñanzas de los apóstoles, tenemos que decir que, con toda probabilidad, también cambiaron los escritos de los apóstoles. Entonces, ¿qué base queda para nuestras creencias? Resulta que cuando defendemos el Nuevo Testamento como legítimo y auténtico, estamos defendiendo también la integridad de los primeros cristianos. Usamos el testimonio de ellos y su aceptación de estos escritos como nuestro fundamento primordial de defensa. 

La integridad de estos hombres se nota especialmente en sus decisiones de cuáles libros incluir en el Nuevo Testamento. Por ejemplo, entendiendo la doctrina de los primeros cristianos respecto a las obras y la salvación, creeríamos que la iglesia primitiva hubiera dado gran énfasis a la carta de Santiago, aceptando sin demora su autenticidad. A la vez, esperaríamos que se opusieran a la carta de Pablo a los romanos. Pero fue todo al contrario. Los primeros cristianos pocas veces citaban de la carta de Santiago, y por un tiempo muchas iglesias dudaban de su autenticidad. Por contraste, citaban muchas veces de las cartas de Pablo, e incluían sin demora sus cartas en el Nuevo Testamento. 

¡Qué integridad más tremenda! Dudaban la autenticidad del libro que más los apoyaba en su doctrina de la salvación. Al mismo tiempo, aceptaban sin demorar aquellos libros que al parecer daban menos énfasis a lo que creían. ¿Tuviéramos nosotros tan grande integridad? 


Los primeros cristianos eran muy conservadores


Los primeros cristianos eran muy conservadores. Para ellos el cambio equivalía al error. Ya que no esperaban ninguna revelación fuera de la de los apóstoles, desechaban de inmediato cualquier enseñanza que no habían recibido de los apóstoles. Por ejemplo, en la carta que una congregación escribió a otra congregación, tenemos lo siguiente: 

“Ustedes entienden muy bien, sin duda, que aquellos que desean promover nuevas doctrinas se acostumbran pronto a pervertir las pruebas en las Escrituras que desean usar, conformándolas a su propio parecer. . . . Por lo tanto, un discípulo de Cristo no debe recibir ninguna doctrina nueva, ninguna que se añade a lo que ya nos fue dado por los apóstoles.” 


Cuando uno cree que cualquier cambio constituye error, las cosas no cambian mucho. Si comparamos el cristianismo del segundo siglo con el de tercer siglo, vemos esto mismo muy bien. Cuando comparamos los escritos de los dos siglos, vemos muy pocos cambios en las doctrinas enseñadas en todas las iglesias o en los preceptos morales que seguían. Había algunos cambios leves, sí, pero mayormente tenían que ver con el gobierno de la iglesia y su disciplina.


BENDICIONES

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