martes, 6 de septiembre de 2011

MARTIRIO: GALARDONES

 
Galardones por el martirio
 

Y hallaron que el fuego de sus inhumanos verdugos era frío: porque tenían puestos los ojos en el hecho de ser librados del fuego eterno que nunca se apaga; en tanto que los ojos de sus corazones contemplaban las buenas cosas que están reservadas para aquellos que soportan con paciencia cosas que no oyó ningún oído o ha visto ojo alguno, y que nunca han entrado en el corazón del hombre, pero que les fueron mostradas a ellos porque ya no eran hombres, sino ángeles. Martirio de Policarpo (135 d.C.) 

Por tanto, les exhorto a todos a ser obedientes a la palabra de justicia y a soportarlo todo, según vieron con sus propios ojos en los bienaventurados Ignacio, Zósimo y Rufo, sí, y en los otros también que han venido a ustedes, así como en el mismo Pablo y en el resto de los apóstoles; estando persuadidos de que todos éstos no corrieron en vano, sino en fe y justicia, y que están en su lugar debido en la presencia del Señor, con el cual han sufrido también. Porque no amaron al mundo presente, sino a Aquel que murió por amor a nosotros y fue resucitado por Dios para nosotros. Policarpo (135 d.C.) 

“¿Estás triste, Hermas? El lugar de la derecha es para otros, los que han agradado ya a Dios y han sufrido por su Nombre. Pero a ti te falta mucho para poder sentarte con ellos; pero así como permaneces en tu sencillez, continúa en ella, y te sentarás con ellos, tú y todos aquellos que han hecho sus obras y han sufrido lo que ellos sufrieron.” “¿Qué es lo que sufrieron?,” pregunté yo. “Escucha,” dijo ella: “Azotes, cárceles, grandes tribulaciones, cruces, fieras, por amor al nombre del Señor. Por tanto, a ellos pertenece el lado derecho de la santidad, y a los que sufrirán por el nombre del Señor. Pero para el resto hay el lado izquierdo. Hermas (150 d.C.) 

Por eso la tribulación es necesaria para quienes se salvan; para que, en cierto modo triturados, molidos y dispersos por el poder del Verbo de Dios, sirvan cocidos para el banquete del Rey. Ireneo (180 d.C.) 

Batalla es para nosotros cuando somos provocados a la sala de los tribunales para combatir con peligro de la vida en defensa de la verdad. Victoria es alcanzar aquello por que se pelea. Esta victoria tiene por gloria agradar a Dios, por despojos vida eterna. Si nos prenden, si en el tribunal somos convencidos de nuestra fe, conseguimos lo que queremos; luego vencemos cuando morimos; luego escapamos cuando nos prenden, y triunfamos cuando padecemos. Tertuliano (197 d.C.) 

¡Qué placer disfrutar allá del reino del cielo sin temor de morir y qué dicha tan soberana y perpetua con una vida sin fin! Allí está el coro glorioso de los apóstoles, allí el grupo de los profetas gozosos, allí la multitud de innumerables mártires que están coronados por los méritos de su lucha y sufrimientos. Cipriano (250 d.C.) 


 LA AUTORIDAD MAXIMA: LA PALABRA DE DIOS



Estimada es a los ojos de Jehová la muerte de sus santos. Salmos 116:15 

A cualquiera, pues, que me confiese delante de los hombres, yo también le confesaré delante de mi padre que está en los cielos. Y a cualquiera que me niegue delante de los hombres, yo también le negaré delante de mi padre que está en los cielos. 
Mateo 10:32-33 

Y ellos salieron de la presencia del concilio, gozosos de haber sido tenidos por dignos de padecer afrenta por causa del Nombre. Hechos 5:41 

No temas en nada lo que vas a padecer… Sé fiel hasta la muerte, y yo te daré la corona de la vida. Apocalipsis 2:10 

Cuando abrió el quinto sello, vi bajo el altar las almas de los que habían sido muertos por causa de la palabra de Dios y por el testimonio que tenían. Apocalipsis 6:9 


BENDICIONES


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