martes, 18 de octubre de 2011

¿ACASO ESTABA DIOS CAMBIANDO LAS REGLAS?


En un breve lapso de menos de quince años tuvieron lugar enormes cambios en el cristianismo. El reino que no había sido “de este mundo” ahora estaba muy vinculado con un reino que sí era de este mundo.

¿Cómo en tan corto período de tiempo pudo darse semejante cambio de valores? ¿Por qué los líderes de la Iglesia no dijeron nada al respecto? La razón es que los líderes se habían convencido a sí mismos de que Dios estaba cambiando todas las reglas. 

Todas aquellas cosas que las escrituras decían acerca de la no resistencia, de amar a los enemigos y de no ser parte del mundo se aplicaban a una época diferente, a un paradigma diferente.

Al fin y al cabo, a la mayoría de los cristianos les parecía que Dios verdaderamente estaba bendiciendo a la Iglesia por medio de Constantino. Daba la impresión de que Dios era quien propiciaba estos cambios. 

Los primeros cristianos habían orado por un fin de la persecución, y todo esto parecía ser una respuesta a sus oraciones. Pero, ¿era todo esto una bendición de Dios… o era en realidad una prueba que Dios estaba permitiendo que Satanás trajera en contra de la iglesia? ¿Cómo podían saberlo los cristianos del siglo IV?

Había una manera bastante fácil por medio de la cual la iglesia del siglo IV podía saberlo: Sólo tenían que continuar haciendo las cosas a la manera del reino.

Ellos sencillamente no debían desviarse en lo más mínimo de las enseñanzas de Cristo. “Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos” (Hebreos 13.8). 

Hasta que él regrese, no habrá ningún cambio en la forma de dirigir su reino. Tampoco habrá ningún cambio en sus leyes. 

Si Constantino hubiera sido enviado por Dios como una bendición, la Iglesia no habría tenido que claudicar en ninguna manera. Mucho menos habría tenido que atenuar su mensaje. Los primeros cristianos sólo tenían que permanecer fieles al reino de Dios y pronto se hubieran dado cuenta de si este emperador era una bendición o no.


 
BENDICIONES

FUENTE: www.laiglesiaprimitiva.com
Tomado del Libro: EL REINO QUE TRASTORNÓ EL MUNDO de David Bercot.

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