lunes, 3 de octubre de 2011

ACLARANDO PASAJES BIBLICOS CON LOS ESCRITOS PRIMITIVOS

La respuesta de los primeros cristianos

 

¿Estaba Pablo hablando sobre el velo o sobre el cabello largo? ¿O no había costumbre para ninguno de las dos cosas? La evidencia histórica es sorprendentemente clara. 

El registro revela que todas las iglesias primitivas entendieron que Pablo estaba hablando de un velo de tela, no del cabello largo. Lo único que no estaba claro para algunos era si las instrucciones de Pablo se aplicaban a todas las mujeres o sólo a las mujeres casadas. La razón es que la palabra griega gyne, usada por Pablo, puede significar “una mujer” o también “una mujer casada”. 

Alrededor del año 200, en Cartago, norte de África, Tertuliano escribió un tratado titulado, “El velo de las vírgenes,” en el cual argumentó que Pablo estaba usando la palabra gyne en el sentido de “mujer”. 

En su argumento, Tertuliano describió las prácticas en la iglesia, incluyendo la práctica en la iglesia de Corinto. Su tratado nos da una rica información: 

También amonesto al segundo grupo de mujeres casadas, que no dejen esta disciplina del velo, ni por un momento, ni siquiera por una hora; puesto que tú no puedes evitar llevar un velo, no debes hallar un camino para invalidar esta práctica. Es decir, andar ni cubierta ni descubierta. Pues algunas mujeres no cubren sus cabezas, más bien las envuelven con turbantes y bandas de lana. Es verdad que sus frentes están protegidas, pero no cubren la región que ocupa sus cabezas. 

Otros cubren sólo el área del cerebro con pequeños pañuelos de lino que ni llegan a las orejas… La región que se debe cubrir con el velo, ocupa el mismo espacio cuando el cabello se halla suelto. De este modo, el cuello también es cubierto. 

Las mujeres de Arabia las juzgarán, porque no sólo se cubren la cabeza, sino la cara también… Pero, ¿cuán severo será el castigo que merecerán quienes permanecen descubiertas incluso cuando recitan los salmos y en cualquier mención del nombre de Dios? 

Porque incluso cuando ellas se hallan a punto de orar, ellas colocan un pequeño pedazo de tela sobre la coronilla de sus cabezas. ¡Y piensan que así están cubiertas!


En el inicio de su tratado, Tertuliano testificó que las iglesias fundadas por los apóstoles insisten que tanto las mujeres casadas como las vírgenes deben llevar el velo: 

En toda Grecia y en algunas de sus provincias bárbaras, la mayoría de las iglesias guardan a sus vírgenes cubiertas. De hecho, esta práctica la siguen en algunos lugares debajo del cielo africano. Por tanto, que nadie atribuya dicha costumbre simplemente a las costumbres gentiles de griegos y bárbaros. 

Además, yo les muestro como modelos a aquellas iglesias que fueron fundadas por los apóstoles o por los varones apostólicos… Este asunto han entendido bien los mismos corintios. Porque hasta este mismo día las vírgenes se cubren con un velo.

Los discípulos confirman lo que los apóstoles enseñaron.
Clemente de Alejandría, un escritor líder de Egipto, alrededor del 190 d.C. aconsejó: 

Que las mujeres entiendan esto. Que deben cubrirse por completo, a menos que estén en su casa. Porque esta forma de vestir es sobria y las protege de ser miradas... La mujer cristiana nunca caerá si pone delante de sus ojos la modestia y el velo. Tampoco será causa de tropiezo para el hombre por descubrirse el rostro. Por tanto, es la voluntad de Cristo que deba orar con el velo.


Hipólito, un líder de la iglesia de Roma, alrededor del año 200 d.C., compiló un registro de numerosas costumbres y prácticas en esa iglesia desde las generaciones que le precedieron. Su Tradición apostólica contiene la siguiente declaración:

Que todas las mujeres tengan la cabeza cubierta con una tela opaca, que no sea un velo transparente, porque eso no cubre en verdad.


Esta evidencia escrita del curso de acción de los primeros cristianos es corroborada por el registro arqueológico. Las pinturas que datan de los siglos segundo y tercero de las catacumbas y otros lugares, representan a las mujeres cristianas orando con un velo sobre sus cabezas.


Por tanto, el registro histórico es totalmente claro. Revela que las primeras generaciones de creyentes entendieron que lo que cubre es el velo, no el cabello largo. Como Tertuliano indicó, incluso las mujeres que no deseaban seguir la enseñanza de Pablo, no afirmaban que Pablo se estaba refiriendo al cabello largo. Al contrario, simplemente llevaban una pequeña cubierta en mínima obediencia a su enseñanza. Nadie en la iglesia afirmaba que las instrucciones de Pablo eran simplemente un consenso con la cultura griega. Nadie afirmaba que tuviera algo que ver con las sacerdotisas paganas o las prostitutas.


BENDICIONES

FUENTE: www.laiglesiaprimitiva.com
Tomado del Libro: LOS PRIMEROS CRISTIANOS Y SUS ESCRITOS de David Bercot.

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