jueves, 20 de octubre de 2011

EL ESTILO DE VIDA DEL REINO DENTRO DE LA IGLESIA


Sin embargo, sería un error pensar que los únicos cristianos del reino después de la época de Constantino fueron los que formaban parte de grupos parecidos a los donatistas. A decir verdad, hubo otras iglesias del reino, tales como los novacianos. Pero muchos cristianos del reino permanecieron dentro de la Iglesia Católica.

Aunque la Iglesia Católica Romana siguió a Agustín en la mayoría de sus enseñanzas, no aceptó sus enseñanzas sobre la predestinación. Por esa razón, en muchos lugares ella continuó enseñando la necesidad de vivir en obediencia a Cristo. 

Pero en lugar de apoyar completamente las enseñanzas del reino de Jesús, la Iglesia Católica las relegó al ámbito del “perfeccionismo”. La Iglesia enseñaba que sólo los que querían ser “perfectos” tenían que vivir literalmente las enseñanzas de Cristo. Hay que señalar a su favor que la Iglesia alentó tal “perfeccionismo” cristiano, en tanto que éste permaneciera bajo el control de la Iglesia. A consecuencia de esto, hubo decenas de miles de cristianos medievales que vivieron de manera muy literal las enseñanzas de Jesús.

Muchos de estos cristianos, tales como Francisco de Asís y Tomás de Kempis, siguieron un estilo de vida del reino bajo los auspicios de algún tipo de orden espiritual o comunidad. Ellos vivieron vidas tranquilas de oración, servicio y amor. Otros cristianos del reino eran campesinos rurales analfabetos, bien alejados de los centros de poder y la sofisticación mundana. Otras eran amas de casa que vivían las enseñanzas de Jesús en un ambiente familiar.

Por supuesto, hubo muchas personas cuya vida externa se asemejó bastante a la de los cristianos del reino, pero que no tuvieron una relación genuina con Cristo. Algunos esperaron ganarse su entrada al cielo viviendo una vida ascética. Muchos fueron hipócritas e impostores. Aun así, no faltaron los verdaderos cristianos del reino.



BENDICIONES

FUENTE: www.laiglesiaprimitiva.com
Tomado del Libro: EL REINO QUE TRASTORNÓ EL MUNDO de David Bercot.
 

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