lunes, 3 de octubre de 2011

¡LA VERDAD DE DIOS NO CAMBIA SI CIERRAS TUS OJOS!

¿Cuál debería ser nuestra respuesta?

 

Por tanto, ¿cuál debería ser nuestra respuesta frente a todas estas cosas “extrañas”? Puedo decirte cuál era mi respuesta inicial: 

dejé de leer los escritos de los primeros cristianos. Después de leer por un par de noches Los padres ante-nicenos , me decía a mí mismo: “Basta ya. Estos tipos están equivocados y no necesito escucharlos más.” Devolví los volúmenes de sus escritos a mi biblioteca y traté de echarlos de mi mente. 

Creo que era el impulso del Espíritu Santo que me indujo a volver a ellos. Así que, unos meses después, les di otra oportunidad. Esta vez empecé a leer a otro escritor. Pero los resultados fueron los mismos. “Esto no puede ser correcto,” me decía una y otra vez. “La iglesia primitiva no pudo haber sido así.” 

Decepcionado, eché los libros sobre el estante y decidí otra vez abandonarlos. 

Pero, llegué a darme cuenta que yo no podía cambiar la verdad sobre el cristianismo histórico, sin tomar en cuenta las evidencias. Incluso si no hubiese llegado a descubrir lo que creían los primeros cristianos, sus creencias aún permanecerían allí. No podía cambiarlas, cerrando mis ojos a ellas. Me di cuenta que por el bien de mí y de mi familia tenía que investigar lo que realmente era el cristianismo primitivo. 

Así que, en la tercera oportunidad tomé estos escritos históricos con una actitud diferente. Las primeras dos veces estuve en desacuerdo con ellos y, mientras leía, decía cosas como éstas: “¡No puedes decir así!” o “¿Nunca han leído lo que Pablo decía?” y cosas por el estilo. 

Esta vez me di cuenta que si iba a investigar de qué manera la segunda generación de cristianos entendió a los apóstoles, tendría que poner a un lado temporalmente todas mis creencias y sólo debería escucharlos. Yo sabía que no estaba obligado a adoptar sus doctrinas. Pero yo debía saber con honestidad cuáles eran aquellas doctrinas. “Al fin de todo,” pensaba yo, “estaré libre para volver a todas mis creencias presentes.” 

Así que empecé a leer con una actitud diferente. Esta vez, sólo escuchaba lo que ellos tenían que decir en lugar de discutir con ellos. Gradualmente me acostumbré a su modo de pensar. Finalmente, después de leer todos sus escritos todas las noches durante seis meses, estaba abrumado con una sed de volver a leer el Nuevo Testamento. Y leí todo el Nuevo Testamento en unas pocas noches, tomando de sus aguas espirituales. 

Antes ya había leído el Nuevo Testamento docenas de veces de principio a fin. Pero cuando lo leí esta vez era algo maravillosamente diferente. Tenía la impresión de que nunca antes había leído muchas de sus palabras. Mis ojos estaban abiertos a todos los versículos que antes no podía entenderlos. Sobre todo, noté una increíble similitud entre las enseñanzas y los razonamientos de los escritores del Nuevo Testamento y los cristianos del segundo siglo. 

Repentinamente me di cuenta cómo mis ojos y mis oídos habían permanecido cerrados a muchas cosas de la Biblia por toda mi vida. Entonces percibí en qué grado hemos occidentalizado, modernizado y acomodado al Nuevo Testamento. Muchas cosas extrañas que encontré en los escritos de los primeros cristianos habían estado en todo el Nuevo Testamento. Sencillamente nunca las había notado. Permíteme ilustrarte.

CONTINUA.............

BENDICIONES

FUENTE: www.laiglesiaprimitiva.com
Tomado del Libro: LOS PRIMEROS CRISTIANOS Y SUS ESCRITOS de David Bercot.

No hay comentarios:

Publicar un comentario